"Dice Jesús: Bienaventurados los pobres en el espíritu porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra. Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos quedarán saciados. Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia porque de ellos es el reino de los cielos.
(Mateo 5,3-10).
Estas palabras nos proporcionan un autorretrato de Jesús. Jesús es el Bienaventurado. Y el rostro del bienaventurado muestra pobreza, mansedumbre, dolor, hambre y sed de justicia, misericordia, pureza de corazón, el deseo de forjar la paz y los estigmas de la persecución.
El mensaje del evangelio se reduce a esto: ser como Jesús. Tenemos su autorretrato. Si lo tenemos ante nuestros ojos, no tardaremos en aprender qué significa seguir a Jesús y llegar a ser como él."
HENRI NOUWEN