"Nadie se libra de verse herido. Todos hemos recibido alguna que otra herida, ya sea en nuestro cuerpo, ya en nuestros sentimientos, ya en nuestros espíritus. La principal pregunta no es: ¿cómo disimular nuestras heridas para que no nos resulten molestas? sino ¿cómo poner al servicio de los demás las heridas recibidas? Cuando nuestras heridas dejan de ser fuente de vergüenza para convertirse en fuente de sanación, nos habremos convertido en sanadores heridos.
Jesús es el sanador herido de Dios. Por medio de sus heridas somos sanados nosotros. Los sufrimientos y la muerte de Jesús, trajeron alegría y vida. Su humillación trajo gloria; su rechazo trajo una comunidad de amor.
Como seguidores de Jesús, también nosotros podemos hacer que nuestras heridas traigan sanación a los demás."
HENRI NOUWEN