miércoles, 18 de noviembre de 2020

LA PUERTA DEL CIELO

"Jesús es la puerta a una vida en y con Dios: Yo soy la puerta, dice (Juan 10, 9). 
Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí (Juan14, 6). Sin embargo, muchas personas no han oído ni oirán jamás hablar de Jesús. Nacen, viven sus vidas y mueren sin haber descubierto a Jesús y sus palabras.

¿Están perdidos? ¿No hay lugar para ellos en la casa del Padre?
Jesús abrió la puerta de la casa del Padre para todo el mundo, incluso para aquellos que nunca han sabido ni sabrán que fue Jesús quien la abrió. El Espíritu que Jesús envió sopla donde quiere (Juan 3,8), y puede llevar a cualquiera puerta adentro de la casa de Dios".

"Lo que cuenta en definitiva no es si conocemos o no a Jesús y sus palabras, sino que vivamos nuestras vidas con arreglo al Espíritu de Cristo. El Espíritu de Jesús es el Espíritu del Amor. El propio Jesús lo dice claramente cuando habla del Juicio Final. Y le responderán los justos: Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber?, y el Rey les dirá: En verdad os digo, que cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis. (Mateo 25, 37-40).

Este es nuestro gran desafío y consuelo. Jesús se presenta a nosotros en los pobres, en los enfermos, los moribundos, los presos, los solitarios, los lisiados, los marginados. En ellos nos encontramos con Él y, en ese momento, se abre para nosotros la puerta del cielo".

Henri Nouwen ("Pan para el viaje").

viernes, 6 de noviembre de 2020

MANOS ABIERTAS/ SENTIRNOS ACEPTADOS

 

El siguiente texto de Nouwen fue parte de mi meditación esta mañana: "Cada vez que te animas a soltar y entregar uno de tus numerosos temores, tu mano se abre un poco y tus palmas se despliegan en un gesto de recepción. Por supuesto que tienes que ser paciente, hasta que tus manos se abran por completo". 

Varios verbos:soltar, entregar, abrir, desplegar, y al final recibir. Todos ellos me hacen pensar en salir, vaciar, descargar, liberar. Me hablan de un camino de iniciación que supone pasar de unas manos cerradas, como puños o como garras, dispuestas a golpear o a quitar, arrebatar, para pasar a unas manos que se abren, que ofrecen o que piden

¿Qué necesito? Animarme, poner deseo y voluntad para llegar a esa disposición, pero consciente de que es un camino, un proceso gradual, un crecimiento lento. Paciencia. Combino la imagen de las manos abiertas de Nouwen, con las de las manos vacías de Teresita. 

¿Lo anterior es posible?

"Cuando nos enteramos de que alguien verdaderamente nos acepta por completo, queremos entregar todo lo que podemos y, a menudo, al entregar descubrimos que tenemos mucho más de lo que creíamos" (Nouwen). 

Ahí radica el misterio, en sabernos amados y aceptamos de manera incondicional. Entonces algo pasa en nosotros, algo se rompe (la cárcel, el miedo) y algo se abre (un camino, un hogar). Abrir las manos, abrirse, es confiar, y al hacerlo, en nuestras manos abiertas y vacías, nacen flores, brotan frutos. Nos habían engañado, no sabíamos que eramos tierra buena, que eramos hijos, herederos


martes, 3 de noviembre de 2020

LA TENTACIÓN DE LA PEREZA


"El concepto de pereza me ayuda a comprender mi propio mundo mucho mejor. No es el mal o el bien lo que caracteriza nuestra conducta, sino la indiferencia pasiva hacia ambos lados. Puedo ver qué difícil es, por no decir imposible, predicar a la gente perezosa, porque nada les importa. No les mueve un pensamiento agradable, ni una idea excelente, ni una perspectiva alentadora, ni le indignan las palabras fuertes, las ideas sórdidas o los puntos de vista destructivos. Evelyn Waugh, una vez definió la pereza como el pecado dominante en los últimos tiempos. Parece el pecado de una generación echada a perder, a la que no le importa nada.

 Me pregunto si la pereza no es una tentación especial para los mayores, que han visto demasiados acontecimientos pero pocos cambios. Me doy cuenta de que a veces me cansa iniciar otra pelea, proseguir otra batalla en busca del bien. A veces deseo estar a solas. Pero Dios no quiere que descanse demasiado pronto.He de ser fiel hasta el final, confiando siempre en el cumplimiento total de la promesa de Dios".

Henri Nouwen, Diario del último año de vida