"El ministro, como memorial viviente de los grandes hechos de Dios en la historia, está llamado a curar haciendo recordar a la gente su pasado herido y conectando esas heridas con las de toda la humanidad, redimida por el sufrimiento de Dios en Cristo....
La pregunta decisiva no versa sobre el hacer sino sobre el ser. Cuando hablamos sobre el ministro como un memorial vivo de Dios, no estamos hablando de una técnica especializada que pueda aprenderse adquiriendo determinadas habilidades, metodologías o destrezas, sino de un modo de ser que abarca la totalidad de la vida: el trabajo y el descanso, la comida y la bebida, la oración y el juego, la actividad y la espera. Antes que cualquier habilidad profesional lo que necesitamos es una espiritualidad, un estilo de vida espiritual que haga que todo cuanto somos y hacemos adquiera el cariz de recordatorio".
Henri NOUWEN
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