Instalarse en esta identidad nos permite vivir
en un mundo de alegrías y dolores; cada cosa será oportunidad para fortalecer
mi identidad básica, identidad liberadora.
“Perteneces a Dios, y como hijo de Dios se te
ha enviado al mundo”.
1-
Tenemos la tentación de desconectarnos de ese punto
profundo de nuestro interior en el cual Dios reside, y dejarnos ahogar en
los elogios o en las críticas del mundo.
2-
Algunas personas que amas acceden a ese punto profundo
del que no eres consciente, y consiguen un agobiante poder sobre ti. Se vuelven
parte de tu identidad, y ya no puedes vivir sin ellos.
3-
Como ellos no pueden desempeñar el rol de Dios, acaban
abandonándote: “Pero es precisamente esa
experiencia de abandono la que te devuelve a tu verdadera identidad como hijo
de Dios”.
4-
Siempre existe el “peligro
de que otras personas te arrebaten tu centro sagrado, arrastrándote hacia la
angustia”.
5-
Una sensación de seguridad absoluta la encontrarás sólo
en Dios. Necesitas tiempo y disciplina para contactar plenamente con tu
ser más profundo. Tu verdadera libertad
reside en tu identidad como hijo de Dios.
Henri NOUWEN
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