"En y a través de Jesús llegamos a conocer a Dios como un Dios impotente, que depende de nosotros. Pero es precisamente en esta impotencia que el poder de Dios se nos revela. No se trata del poder que controla, dicta y ordena. es el poder que sana, reconcilia y une. Es el poder del Espíritu. Cuando Jesús aparecía en público, la gente quería estar cerca suyo, "porque de él salía una fuerza"(Lucas 6, 19).
Jesús quiere darnos este poder del Espíritu divino. El Espíritu ciertamente nos da poder y nos permite ser presencia que sana. Cuando estamos llenos de ese Espíritu no podemos ser sino sanadores".
Nouwen habla de los poderes que nos regala vivir en el Espíritu:
Poder para hablar
Poder para rezar
Poder para ser
Poder para llamar "Padre" a Dios
Poder para recibir amor
Henri Nouwen
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