“Tocar, sí, tocar, habla del amor sin palabras. Cuando somos niños recibimos muchas caricias y, en
cambio, muy pocas cuando somos adultos. Sin embargo, en la amistad, el que nos toquen nos da generalmente más
vida que las mismas palabras. La mano de un amigo que nos da una palmada en la
espalda, el brazo de un amigo que descansa sobre nuestro hombro, los dedos de
un amigo que enjuga nuestras lágrimas, los labios de un amigo que besan nuestra
frente esto es lo que proporciona el auténtico consuelo. Estos momentos son
verdaderamente sagrados. Restablecen, reconcilian, tranquilizan, perdonan,
sanan.
Todos aquellos que tocaron a Jesús y todos aquellos a
quienes Jesús tocó a su vez, fueron sanados. El amor y el poder de Dios emanaba
de Él (Lucas 6,19). Cuando un amigo nos toca con amor libre, no posesivo, es el
amor encarnado de Dios el que nos toca y el poder de Dios el que nos sana”
HENRI NOUWEN. "Pan para el viaje"
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“Tócame, cúrame, Cristo,
Tócame, sáname, Cristo
Bésame, tú puedes
curarme, Cristo..”
(De la ópera rock "Jesucristo Superestrella")
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