"Siempre que alguien nos hiere, ofende, ignora o rechaza, se produce en nosotros una profunda protesta interior. Puede tratarse de furia o depresión, de deseo de venganza o incluso del impulso de causarnos daño nosotros mismos. Podemos sentir una profunda urgencia de vengar nuestra herida, o bien refugiarnos en un sentimiento suicida de autodesprecio.
Aunque estas reacciones extremas puedan parecer excepcionales, nunca son ajenas a nuestros corazones. Durante largas noches le damos vueltas a menudo a las palabras o acciones con que hubiéramos podido responder a lo que nos dijeron o hicieron otros.
Justo en ese momento es cuando hemos de desenterrar nuestros recursos espirituales y encontrar el centro en nuestro interior, ese centro que está mucho más allá de nuestra necesidad de herir a otros o herirnos a nosotros mismos, el centro donde somos libres para perdonar y amar."
HENRI NOUWEN
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