"Debemos celebrar nuestra condición de elegidos constantemente. Eso significa decir gracias a Dios incansablemente por habernos elegido, y gracias por recordarnos su elección. La gratitud es el camino más fructífero para profundizar en tu convicción de que no has sido un accidente, sino una elección divina. Es importante que nos demos cuenta de con cuánta frecuencia hemos tenido posibilidades de ser agradecidos y no las hemos aprovechado. Cuando alguien es amable con nosotros, cuando algo nos sale bien, cuando se nos resuelve un problema, cuando se restablece una amistad, se cura una herida, hay razones muy concretas para dar las gracias, ya sea con palabras, con flores, con una carta, con una llamada telefónica, con un gesto de cariño. Pero estas mismas situaciones también nos ofrecen ocasiones para ser críticos, escépticos, hasta cínicos. Porque cuando alguien es bueno con nosotros, podemos poner en tela de juicio sus motivos; cuando algo se vuelve a nuestro favor, podría haber sido siempre mejor; cuando se resuelve un problema, surge a menudo otro en su lugar; cuando se restablece una amistad, siempre flota en el aire la pregunta: «¿Por cuánto tiempo?»; cuando se cura una herida, siempre queda algún rastro de dolor... Donde hay motivos para ser agradecido, siempre los hay también para la amargura. Aquí nos enfrentamos con la libertad de tomar una decisión. Podemos decidir ser agradecidos o amargados, reconocer nuestra condición de elegidos, o enfocar nuestra mirada hacía nuestro lado sombrío".
Henri Nouwen
"Tú eres mi amado"
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