La muerte y resurrección de Jesús es la forma que Dios tiene de abrir a todos los seres humanos la puerta hacia la vida eterna. Jesús dijo: Y yo, cuando sea levantado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí (Juan 12,32). Y es verdad, todos los seres humanos, de todos los tiempos y lugares, son elevados con Jesús en la cruz, hacia la vida nueva de la resurrección. Es de este modo como la muerte de Jesús es una muerte para toda la humanidad, y la resurrección de Jesús, una resurrección para toda la humanidad.
Ninguna persona, del pasado, del presente o del futuro, está excluida del gran pasaje de Jesús de la esclavitud a la libertad, de la tierra de cauteverio a la tierra prometida, de la muerte a la vida eterna.
Henri Nouwen
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