"En su condición de sacerdote absolutamente convencido de su catolicismo pero desvinculado de las actitudes religiosas provincianas, dado que estaba viviendo fuera de su propio país, Henri se convirtió en un puente católico para la América protestante. Jamás se sintió amenazado por las actitudes protestantes y trataba a todas las personas como invitados y como buscadores. Su amistosa generosidad de espíritu le llevó hacia adelante y aprendió de todos" (Michael O´Laughlin)
"Henri tenía el carisma propio de un unificador. Se decantó por minimizar la importancia de las diferencias, por dejar a un lado las contradicciones, y prefirió ir directamente al corazón de las situaciones y de las personas, descubriendo en ello una unidad más profunda" (Jean Vanier)
Tomado de: "El amado de Dios. Biografía espiritual de Henri Nouwen" (DDB, 2006)
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