"Henri encontró su plenitud en la eucaristía. Le encantaba celebrar la eucaristía e incluir en ella a todo el mundo, y si en ocasiones daba la impresión de ser un tanto informal con respecto a las normas de la iglesia católica romana relativas a la intercomunión, ello se debía a que quería que cada uno de los presentes tuviera un encuentro personal con Jesucristo. A Henri le encantaba la eucaristía porque amaba a Jesús. Y creía apasionadamente en la presencia real de Jesús en el pan y el vino consagrados. Dado que la eucaristía revestía una importancia tan enorme para él, tuvo el talento natural de llenarla de sentido, de poner de relieve su relación con nuestras vidas. Solía dar la vuelta al altar y mezclarse entre los participantes entendiendo la mano a todas direcciones. Tal vez algunas personas les resultaran molestas estas actitudes, pero todas ellas eran manifestaciones del intenso deseo por parte de Henri de reunir a las personas en torno a Jesucristo...."
(Testimonio de JEAN VANIER)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.