"Sujetar firmemente con las manos la copa de la vida significa mirar con sentido crítico lo que estamos viviendo. Esto exige un gran coraje, pues puede aterrorizarnos lo que vamos a ver. Pueden surgir preguntas para las que no tenemos respuestas. Pueden nacernos dudas sobre cosas de las que teníamos una gran seguridad. El miedo puede estar agazapado y saltarnos a la cara desde los rincones más insospechados de nuestra alma. Nos tienta decirnos a nosotros mismos: «Vamos a vivir sencillamente la vida. Todo eso de pensar sobre ella lo único que trae consigo es hacerla más difícil». Pero sabemos por intuición que si no miramos la vida de una manera crítica, perdemos visión y orientación".
"No hay dos vidas iguales. A menudo comparamos nuestra vida con la de los demás e intentamos descifrar si son mejores o peores, pero esas comparaciones no nos sirven de mucho. Tenemos que vivir nuestra propia vida, no la de otros. Tenemos que mantener firmemente entre nuestras manos nuestra propia copa. Tenemos que atrevernos a decir: «Ésta es mi vida, la que se me ha dado, y ésta es la vida que tengo que vivir lo mejor que pueda. Mi vida es única. Ningún otro vivirá esta vida mía. Tengo mi propia historia, mi propia familia, mi propio cuerpo, mi propio carácter, mis propios amigos, mi propia manera de pensar, de hablar y de actuar. Sí, tengo que vivir mi propia vida. Nadie tiene ante sí el mismo reto que yo. Estoy solo, porque soy único. Muchas personas pueden ayudarme a vivir mi vida, pero después de que todo haya sido dicho y hecho, tengo que hacer mis propias elecciones sobre cómo vivir»"
Henri NOUWEN
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