“La primera tentación con la que el diablo abordó a Jesús fue la de transformar las piedras en pan. Se trata de una tentación de ser competente, de hacer algo necesario y que pueda ser valorado por la gente; la tentación de hacer de la productividad la base… Se nos hace creer de mil maneras que somos aquello que producimos.”
“La segunda tentación que afrontó Jesús y que afrontamos también nosotros es la tentación de ser espectaculares. El diablo llevó a Jesús a la ciudad santas, le puso de pie sobre el alero del templo y le dijo: Tírate abajo…. Es la tentación de forzar a Dios a responder acudiendo a lo inusual, lo sensacional, lo extraordinario, lo inaudito… y así obligar a la gente a creer.”
“La tercera y más seductora tentación a que Jesús se vio sometido fue la tentación de ser poderoso…
Probablemente no haya otra cultura en que la gente se vea más descaradamente alentada a buscar el poder que la nuestra.”
Henri NOUWEN
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