"María recibe la gran nueva conmocionante, que se va a convertir en la Madre del "Hijo del altísimo". Esta noticia es tan incomprensible, e interrumpe tan radicalmente la vida humilde de María, que se encuentra totalmente sola.
Dios no quiere que esté sola con la nueva vida que le ha sido otorgada. Dios le ofrece a María una amiga humana, íntima, con la que pueda compartir lo que parece incomunicable. Isabel, como María, ha experimentado la intervención divina y ha sido llamada a una respuesta de fe. Puede estar con María de una manera en que nadie más podría estarlo.
Estoy muy conmovido por este encuentro, simple y misterioso. María e Isabel viven juntas durante tres meses, y se alientan mutuamente a aceptar verdaderamente la maternidad que se les ha dado.
Ni maría ni Isabel tuvieron que esperar en aislamiento. Esperaron juntas y, de esta forma, profundizaron en ellas su fe en Dios, para quien nada es imposible. De esta forma, la intervención más radical de Dios en la historia fue escuchada en comunidad.
La historia de la Visitación me enseña el significado de la amistad y de la comunidad. A menos que viva en una comunidad de gente que pueda ratificarla, profundizarla y reforzarla, no podemos vivir solos esta nueva vida. Dios no quiere aislarnos por su gracia. Por el contrario, quiere que formemos nuevas amistades y una nueva comunidad, lugares santos donde pueda crecer su gracia hasta su plenitud y dé frutos.
Muchas veces brota nueva vida en la Iglesia, a causa de un encuentro... Dios puede elegirnos individualmente, pero siempre quiere que nos unamos para que su elección llegue a la madurez".
Henri Nouwen
"Camino a casa", 121
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