"En la soledad podemos escuchar la voz del que nos habló antes de que nosotros pudiéramos articular palabra alguna, que nos sanó antes de que pudiéramos hacer algún gesto de ayuda, que nos liberó antes de que pudiéramos liberar a otros, y que nos amó mucho antes de que pudiéramos dar amor a nadie. Es en esta soledad donde descubrimos que ser es más importante que tener y que valemos más que el conjunto de nuestros esfuerzos. En la soledad descubrimos que nuestra vida no es una posesión que defender, sino un don para compartir. Allí reconocemos que las palabras sanantes que pronunciamos no son solo nuestras sino que nos han sido dadas; que el amor que podemos expresar es parte de un amor más grande; y que la nueva vida que brota en nosotros no es una propiedad a la que apegarnos sino un don que recibir.
En la soledad llegamos a ser conscientes de que nuestro valor no coincide con nuestra utilidad".
Henri Nouwen
"Encontrar en Él la vida", 60-61
Editorial Guadalupe
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