lunes, 14 de agosto de 2017

LA IGLESIA QUE HIERE.

“Con frecuencia la Iglesia nos hiere en lo más vivo. Las personas con autoridad religiosa nos hieren a  menudo con sus palabras, o actitudes y exigencias. Precisamente porque nuestra religión  nos pone frente a cuestiones relativas a la vida y a la muerte, nuestra sensibilidad religiosa puede sentirse herida con extrema facilidad. Los ministros y  los sacerdotes raramente se dan perfecta cuenta de cómo una observación crítica, un gesto de rechazo, una muestra de impaciencia pueden ser recordados de por vida por aquellos a quienes fueron dirigidas.
Es tal la necesidad de dar un sentido a la vida, de confortación, de dar consuelo, de perdón  y reconciliación, de restablecimiento y salud, que a cualquiera que tenga un poco de autoridad en la Iglesia se le debería recordar de forma permanente que la mejor palabra para caracterizar a la autoridad religiosa es la palabra compasión.

Mantengamos nuestra mirada en Jesús, cuya autoridad 
se expresa en la compasión."

HENRI NOUWEN

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