Aunque tendemos a pensar en los santos como seres sagrados y
piadosos y nos los representamos con un nimbo en torno a su cabeza y mirada
extática, los verdaderos santos son mucho más accesibles. Son hombres y mujeres
igual que nosotros que llevan una vida común y corriente y se enfrentan a
problemas comunes y corrientes. Lo que los hace santos es su clara e
inquebrantable concentración en Dios y en el pueblo de Dios. Algunas de sus
vidas podrán parecernos muy distintas, pero en la mayoría de los casos llevan
unas vidas muy parecidas a las nuestras.
Los santos son nuestros hermanos, que nos llaman a ser como
ellos.”
HENRI NOUWEN
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