"En El Arca de Daybreak, al principio me sentí entusiasmado en un entorno aceptable para gente con discapacidades por no tener completamente las riendas de su vida. Pero no mucho después sentí cómo se desmoronaba mi propia vida, y fui el único que, de repente, y por completo, era incapaz de funcionar. Algunos de los más débiles de la comunidad fueron amontonando sobre mí oraciones salidas de lo más profundo del corazón, acompañadas de gesto de amor; algunas veces poniendo su mano sobre mi hombro, me decían: No te preocupes, Henri, vas a estar bien. Con las efusiones de esta genuina ternura en mis horas más débiles empecé a adentrarme en las palabras de Jesús: Bienaventurados los pobres.
Como práctica espiritual, considera la posibilidad de promover una auténtica relación con alguien que esté visiblemente marginado. Mira más allá de un comportamiento estrafalario, de un humor desconocido o de un cuerpo descompuesto, y ofrece una amistad mutua. Da un paso más allá del temor, más allá de una profesionalización de hacer el bien, más allá del afán de controlar la relación, y descubre, por encima de la discapacidad, a un precioso hermano o hermana. De tu improbable amigo quizá te sorprenda aprender que tú también eres verdaderamente digno de amar y de ser bendecido tal como eres".
Henri Nouwen
Esta noche en casa, 123/124.
PPC
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