"En la familia nos hacemos adultos, personas maduras, pero tenemos que abandonar nuestras familias para cumplir nuestra vocación más profunda. La familia nos proporciona raíces, pero para encontrar nuestras raíces más profundas, las que nos unen a Dios, tenemos que alejarnos de los que pretenden conocernos para descubrir la fuente más honda de nuestra vida. Nuestros padres, hermanos y hermanas no son nuestros dueños. No podemos ser plenamente libres sin dejarlos y escuchar a Aquel que nos eligió antes de nacer. Jesús tuvo que decir a veces no a su familia para poder decir un sí pleno a su Padre del cielo".
Henri Nouwen
Diario del último año de vida
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