"¿Estamos condenados a ser víctimas pasivas de nuestros estados de ánimo? ¿Debemos limitarnos a decir: Hoy me siento genial u Hoy tengo un mal día, y exigir de los demás que vivan con nuestros estados de ánimo?
Aunque nuestras estados de ánimo son muy difíciles de controlar, podemos superarlos de manera gradual, viviendo una vida espiritual bien disciplinada. Esto nos evitará andar poniendo de manifiesto nuestros estados de ánimo. Podemos no sentirnos con ganas de levantarnos a la mañana, porque sentimos que la vida no vale la pena ser vivida, que nadie nos quiere, que nuestro trabajo es aburrido. Pero si de todos modos nos levantamos, pasamos un rato leyendo los Evangelios, rezando los salmos y dando gracias a Dios por un nuevo día, es posible que nuestros estados de ánimo pierdan su poder sobre nosotros".
Henri Nouwen
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