Es importante que escuchemos lo que dice
Jesús de nosotros. Oír que somos hijos amados del Padre, y oírlo no sólo con la
cabeza sino con las entrañas, oírlo de modo que toda nuestra vida cambie
radicalmente. Dice la escritura: “Con amor eterno te amé. Tu nombre está escrito
en la palma de mi mano desde la eternidad. Te modelé en lo profundo de la
tierra y te entretejí en el vientre de tu madre. Te amo. Te abrazo. Tú eres
mío, yo soy tuyo, tú me perteneces”.
Tenemos que oírlo, muchas veces, siempre, porque si podemos escuchar
esta voz que nos habla desde el principio de los tiempos y por toda la
eternidad, entonces nuestra vida se convertirá cada vez más en la del amado,
Porque esto es lo que somos y lo que estamos llamados a ser. Este conocimiento
espiritual irá creciendo hasta transformar nuestra vida cotidiana. Habrá
algunos que te rechacen, nos elogiarán o sufriremos pérdidas y tropiezos, pero
ya no vivirás todo eso como una persona que sigue buscando su identidad. Lo
viviremos como una persona amada. Viviremos el dolor, la angustia, el éxito y
el fracaso como personas que saben quiénes son, porque han escuchado la voz del
primer amor. Esto y no otra cosa es la vida espiritual.
(Ideas de Henri Nouwen)
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