"Conozco bien todas las direcciones que habéis tomado, todas vuestras elecciones. Son pocos los caminos de los que no sé nada. Si os sentisteis oprimidos, yo también. Si consultasteis a vuestros mentores, yo hice lo mismo. Como vosotros, me he emocionado ante nuevos libros y nuevas teorías, he puesto mi esperanza en un nuevo movimiento psicológico o espiritual, he confiado en un nuevo héroe y he invertido mi energía en una nueva forma de cambiarme a mí mismo o a los demás. Vosotros y yo no somos tan diferentes. Pertenecemos a un tiempo y una sociedad en los que penas hay fronteras o vías prohibidas.
Dentro de las iglesias hay tantas opiniones y percepciones como fuera de las iglesias. No hay virtud que no se considere pecado en algún lugar, ni determinados pecados que no se consideren virtud en alguna otra parte. A una distancia de apenas dos kilómetros, las personas dicen y piensan cosas diametralmente opuestas, llevan vidas diametralmente opuestas, y actúan de formas diametralmente opuestas. Existe una libertad enorme a la hora de escoger tu propia forma de pensar, de hablar o de actuar; y sea cual sea tu opción, habrá quien te elogie y quien te culpe, pero lo más probable será que muy pocos intervengan. Vosotros y yo estamos solos en un mundo que nosotros mismos nos construimos. Una libertad que da miedo. ¿Quién puede vivirla y no perderse?"
"Si prescindimos del amor de Dios en nuestras vidas, somos personas perdidas en el mar, sin anclas. Estamos solos y sin muros de apoyo, sin un suelo sobre el que caminar, sin un techo que nos proteja, sin una mano que nos guíe, sin unos ojos que nos miren con amor, sin un compañero que nos muestre el camino".
Henri Nouwen
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