"Los invito a que se comprometan a pasar cada día un tiempo a solas con Dios para orar y meditar. La meditación bíblica es un método tradicional de oración en solitario. Seleccionando un versículo concreto de la lectura diaria del evangelio, o un salmo favorito, o bien una frase de una carta de Pablo, pueden construir un muro seguro alrededor de sus corazones que les permitirá prestar atención. Leer y recitar un texto sagrado no supone llenar el espacio vacío o limitar sus pensamientos espirituales, sino establecer unos límites en torno a él. A veces ayuda tomar una palabra o frase del texto y repetirla durante los momentos de oración individual. A algunas personas les va bien sentarse en silencio para concentrarse en la oración. Otras necesitan moverse y caminar lentamente para abrir la mente y el cuerpo a la presencia divina. Sobre todo al principio, cuanto te distraes fácilmente, ayuda recordar y repetir la palabra o frase que llamó tu atención. Así, la concentración y la conciencia pueden descender de forma gradual desde la mente hasta el corazón y permanecer ahí durante un extenso periodo, junto al corazón de Dios".
Henri Nouwen
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