Acerca del vínculo entre enseñar teología y enseñar espiritualidad, o sobre el ministerio, les comparto lo que escribe Roberto A. Jonas, en el excelente prólogo que encabeza "Escritos Esenciales", de Henri Nouwen, publicado por Sal Terrae, en 1999, y que lleva por título EL FUEGO DEL AMADO.
"El estilo de Henri en el aula estaba en consonancia con la eucaristía, porque trataba de ofrecer un alimento espiritual que sus alumnos pudieran recibir, digerir y asimilar. No estaba interesado en el debate teológico, quizá porque le disgustaba la confrontación directa, pero también porque estaba siempre centrado en la presencia inmediata de Cristo Resucitado, una verdad que tenía que ver más con el ser que con la comprensión intelectual. Naturalmente cada estudiante tenía que aprender de la Escritura, la teología, la psicología y las artes creativas. Pero, como comunidades, los centros teológicos tenían que crear contextos de silencio y soledad, invitando a los estudiantes a entrar en su corazón, el lugar del encuentro con su verdadero yo, con Cristo resucitado y con Dios. Para Henri, la la enseñanza y la actividad pastoral eran una sola cosa.
Un ministro cristiano no debe llamar a la gente simplemente a mantener puntos de vista teológicos correctos, la disciplina ética o la pureza dogmática, aunque cada una de estas dimensiones pueda tener su lugar. Más bien, un pastor debería configurar una forma de ser abierta y en la que no tengan cabida los juicios. Así lo expresó en 1972, en una homilía dirigida a los estudiantes de la facultad de teología:
"El ministerio consiste en convertir la hostilidad en hospitalidad... al enemigo en amigo. No es un intento de redimir a las personas, sino de ofrecer el espacio libre donde la redención pueda tener lugar. La paradoja del ministerio consiste en que somos llamados a crear un vacío; no un vacío terrible, sino un vacío acogedor, donde el extraño pueda entrar y descubrir que ha sido creado libre... libre para cantar su propia canción, hablar su propio lenguaje, danzar su propia danza, y también para marcharse y seguir su propia vocación".
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