Henri Nouwen
vino al mundo un 24 de enero de 1932, en Nijkerk, a 45 kilómetros de Amsterdam...
(En abril de 1968, fue testigo del movimiento social que generó la muerte de Martin Luther King; movido por un fuerte deseo de ser parte de aquello voló en avión a Atlanta, y participó de las manifestaciones)
(En abril de 1968, fue testigo del movimiento social que generó la muerte de Martin Luther King; movido por un fuerte deseo de ser parte de aquello voló en avión a Atlanta, y participó de las manifestaciones)
A pesar de que
Nouwen vivió aquellos años intensamente, y sintió que lo que estaba haciendo
formaba parte de su misión, también sentía el deseo de volver a su tierra
natal, a Holanda, para vivir, compartir y enseñar en su Iglesia. Por eso, una
vez terminado el semestre Henri volvió a Holanda para enseñar psicología
pastoral y espiritualidad a los estudiantes de teología en el Instituto de
Pastoral de Amsterdam y en el Instituto de Teología Católica de Utrecht. Allí
también trabajó para obtener el doctorado en teología, y preparó la publicación
de un libro sobe la integración de psicología y espiritualidad, que fue
publicado en 1969. Sería el primero de muchos otros que irían apareciendo en
los años siguientes, y que convertirían
a Henri en un escritor prolífico.
Durante el período en que Henri estuvo
trabajando en Holanda su fama como escritor se extendió por Estados Unidos,
tanto entre los católicos progresistas como entre los conservadores; muy
diferente sería en esos días su recepción en Holanda, entre los suyos, donde el
estilo de los escritos de Henri provocaba recelo y suspicacia, ya que los aires
soplaban en una dirección menos espiritual entonces en Europa. En 1971,
invitado por el decano de la Yale Divinity School, Nouwen vuelve a Estados
Unidos para enseñar como profesor asociado de teología pastoral. Allí estuvo 10
años, llegando a ser profesor numerario a tiempo completo, y ayudando en la
formación de los futuros ministros de Norteamérica. En los libros que escribía
fue abandonando el lenguaje académico, para asumir un estilo peculiar, más sencillo,
más espiritual, y al alcance cristianos medianamente educados, católicos y
protestantes, es decir, el pueblo común que asiste a las iglesias. Nouwen
estuvo interesado también en superar la distinción entre teología y
espiritualidad en la enseñanza, y buscaba responder a una pregunta: ¿Cómo se
puede enseñar espiritualidad de una forma espiritual? Veía como un peligro
creciente la progresiva profesionalización del ministerio cristiano, y la
confusión entre tratamiento psicológico y acompañamiento pastoral.
Entre las inquietudes de Nouwen en esos años
estaba también su temor a encerrarse en la enseñanza universitaria como en una
torre de marfil de pensamiento cómodo; por eso siempre alternaba sus períodos
de clases con viajes, retiros, intereses amplios en cuanto a música, lecturas,
conversaciones. Llevaba ya entonces una vida intensa, agitada y frenética.
Celebraba diariamente la eucaristía con un pequeño grupo de estudiantes y
amigos, daba charlas y conferencias, oficiaba bodas y funerales. Ofreció cursos
y seminarios sobre Thomas Merton y Vincent van Gogh.
En esa época comenzaron sus contactos con
sacerdotes y misioneros laicos en América Latina, y se preguntaba si algún día
sería llamado a servir a Cristo en esa parte del mundo. En 1972 Henri viajó a
Bolivia para estudiar español en el centro de idiomas de Maryknoll en
Cochabamba. En 1974 estuvo durante 6
meses viviendo como residente temporal en una abadía trapense de Nueva York,
Genesee; en octubre de 1978, después de la muerte de su madre, estuvo otros
seis meses más en ese mismo lugar.
En el año 1981 Henri Nouwen renunció a su
puesto en la Universidad de Yale, causando asombro entre los que le conocían;
sus años en Yale le hicieron sentirse satisfecho y le abrieron a contactos
espirituales importantes, a pesar de que no le faltaron críticos entre quienes
juzgaban su labor poco académica. No sintiéndose ya a gusto en ese lugar
decidió dar un paso arriesgado yéndose a Perú, para compartir con los pobres de
América Latina.
(Continua...)
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