Una vida espiritual es una vida celebrada, agradecida, compartida,
aceptada. Una vida en la que puedo escuchar la voz de Dios, revelándome
su amor en los pobres y en toda su creación.
Dijo Henri Nouwen:
“La grandeza espiritual no tiene nada que ver con ser mayor que los demás. Tiene mucho que ver con llegar al nivel al que cada uno de nosotros tiene que llegar. La verdadera santidad es precisamente beber tu propia copa y confiar en que así, asimilándote plenamente a tu propio caminar por la tierra, que es irremplazable, puedes llegar a ser una fuente de esperanza para muchos”.
“La grandeza espiritual no tiene nada que ver con ser mayor que los demás. Tiene mucho que ver con llegar al nivel al que cada uno de nosotros tiene que llegar. La verdadera santidad es precisamente beber tu propia copa y confiar en que así, asimilándote plenamente a tu propio caminar por la tierra, que es irremplazable, puedes llegar a ser una fuente de esperanza para muchos”.
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