viernes, 29 de junio de 2018

TESTAMENTO ESPIRITUAL

Hoy es el primer día de mi año sabático. Estoy emocionado y nervioso, lleno de esperanza y asustado, cansado y con el deseo de hacer miles de cosas. El año que se abre ante mí me parece un extenso campo abierto repleto de flores y semillas. ¿Cómo cruzaré este campo? ¿Qué habré aprendido cuando llegue finalmente al otro extremo?” (15).


Así comienza “Diario del último año de vida de Henri Nouwen” (PPC, 2002). El 2 de septiembre de 1995 Henri comenzó este diario, intentando recoger en él todo cuanto sucediera, y sin saber que seria el último año de su vida entre nosotros. Las casi 300 páginas de este libro nos permiten encontrar al Nouwen de siempre: inquieto, preocupado por muchas cosas, inseguro, pero al mismo tiempo capaz de trasmitirnos fuerza, confianza, deseos de orar y seguir a Jesús, y un montón de cosas más.

Su comunidad de El Arca le dio la posibilidad de tomarse un tiempo para descansar y escribir, que según el mismo Henri apuntara, le hacía libre para luchar con el Ángel de Dios y pedirle una nueva bendición. Es la misma bendición que nosotros recibimos en la lectura de sus escritos, en las intuiciones espirituales que nacieron en medio de sus luchas personales. Detrás de todo lo que Henri dice, está el AMOR, infinito e incondicional de Dios.

La oración es el puente entre mi subconsciente y mi vida consciente. Conecta mi mente con mi corazón, mi voluntad con mis pasiones, mi cerebro con mi estómago. Es la manera de que el Espíritu dador de vida penetre en todos los recovecos de mi ser. La oración es el instrumento divino de mi integridad, unidad y paz interiores” (17).

Cada vez estoy más convencido de que es posible vivir las heridas del pasado no como abismos que nunca se pueden salvar, lo cual siempre nos asusta, sino como puertas a una vida nueva. La puerta sin puertas de la filosofía zen y las heridas curadoras de Cristo nos animan a separarnos del pasado y a confiar en la gloria a la que estamos destinados” (133).

Creo personalmente que Jesús se encarnó para abrirnos la puerta de la casa de Dios, y que todos los hombres pueden pasar por esta puerta, conozcan o no a Jesús” (73).

miércoles, 27 de junio de 2018

RESISTENTE COMPASIVO


“Si nuestro ‘sí’ es compasivo, es decir, si está orientado a las personas, las complejas decisiones de nuestro tiempo no nos arrastrarán a la desesperación, y nuestros corazones arderán de amor. No podemos amar los problemas, pero sí podemos amar a la gente, y este amor nos revela cómo abordar los problemas. Un resistente compasivo mira siempre directamente a los ojos de las personas reales y vence la inclinación humana a diagnosticar demasiado pronto el ‘verdadero problema’.


No se pone en tela de juicio la necesidad de realizar un análisis crítico del mundo en que vivimos. Constantemente debemos tratar de identificar los dinamismos que crean pobreza, hambre, falta de vivienda, opresión y guerra. Por supuesto que ayudar a las personas concretas no es la solución definitiva. Pero cuando estamos tan abrumados por el problema abstracto que ya no consideramos el dolor concreto y diario de hombres, mujeres y niños dignos de nuestra atención, entonces es que ya nos ha seducido el demonio de la muerte.” 



Henri Nouwen, 1984: A Spirituality of Peacemaking. En John Dear, 1998: p.88.

viernes, 22 de junio de 2018

LA VOZ DEL PRIMER AMOR


Es importante que escuchemos lo que dice Jesús de nosotros. Oír que somos hijos amados del Padre, y oírlo no sólo con la cabeza sino con las entrañas, oírlo de modo que toda nuestra vida cambie radicalmente. Dice la escritura: “Con amor eterno te amé. Tu nombre está escrito en la palma de mi mano desde la eternidad. Te modelé en lo profundo de la tierra y te entretejí en el vientre de tu madre. Te amo. Te abrazo. Tú eres mío, yo soy tuyo, tú me perteneces”.  Tenemos que oírlo, muchas veces, siempre, porque si podemos escuchar esta voz que nos habla desde el principio de los tiempos y por toda la eternidad, entonces nuestra vida se convertirá cada vez más en la del amado, Porque esto es lo que somos y lo que estamos llamados a ser. Este conocimiento espiritual irá creciendo hasta transformar nuestra vida cotidiana. Habrá algunos que te rechacen, nos elogiarán o sufriremos pérdidas y tropiezos, pero ya no vivirás todo eso como una persona que sigue buscando su identidad. Lo viviremos como una persona amada. Viviremos el dolor, la angustia, el éxito y el fracaso como personas que saben quiénes son, porque han escuchado la voz del primer amor. Esto y no otra cosa es la vida espiritual.

 (Ideas de Henri Nouwen)

lunes, 18 de junio de 2018

ESPIRITUALIDAD DE HENRI NOUWEN



Dado el amplio ministerio oral y escrito de Henri Nouwen son amplios también los temas que trató y desarrolló, pero algunos de modo particular son puntuales y encuentran una sistematización a lo largo de toda su obra. Importante resaltar que en Nouwen se da una síntesis entre psicología y teología que redunda en beneficio de la espiritualidad. No se consideraba a sí mismo un teólogo, ni le interesaron mucho las disertaciones profundas acerca de los dogmas, pero fue capaz de articular algunas verdades esenciales de la fe cristiana en un lenguaje asequible y emotivo. Utilizó sus conocimientos psicológicos siempre con una intención pastoral, y consiguió que en sus escritos el límite entre psicología y espiritualidad sea apenas perceptible.
Los temas principales que trató en su obra  se deducen fácilmente de los títulos de sus libros: El amor de Dios, somos hijos amados del Padre, estamos llamados a  beber el cáliz de la vida con Cristo, el  ministerio en la Iglesia a partir de nuestras propias heridas, oración, compromiso social, fragilidad, vivir escuchando la voz interior del amor. Nouwen recoge un poco de toda la espiritualidad de su siglo: Thomas Merton, Teología de la Liberación, Teresa de Calcuta, Martin Luther King, devociones, Sagrada Escritura, etc, para  llevarlas en una síntesis bien armada a sus miles de lectores. Lo que Nouwen entregó en sus libros fue su propia andadura existencial, sus luchas, sus angustias, sus hallazgos espirituales,  muy similares a los  de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

jueves, 14 de junio de 2018

CRISTO EN EL CENTRO


“En todas las fases de mi indagación he descubierto también que Jesucristo ocupa el centro de mi búsqueda. Si me preguntaran a bocajarro: ¿Qué significa para ti vivir espiritualmente? , tendría que contestar: VIVIR CON CRISTO EN EL CENTRO. Son innumerables las preguntas, los problemas, las discusiones y las dificultades que reclaman nuestra atención una y otra vez. A pesar de ello, cuando miro hacia atrás y me pongo a pensar en los últimos treinta años de mi vida, puedo decir que, para mí, la persona de Jesucristo se ha vuelto cada vez más importante.  Cada vez más, lo importante de verdad es llegar a conocer a Jesucristo y vivir en solidaridad con él. En cierta ocasión llegué a estar tan inmerso en los problemas relacionados con la Iglesia y la sociedad que mi vida entera acabó por convertirse en una especie de discusión agotadora e interminable. Jesucristo se había visto relegado a un segundo plano; él mismo había terminado por convertirse en un problema más. Afortunadamente, esta situación no se prolongó indefinidamente. Jesús había vuelto a ponerse una vez más delante de mí y me preguntaba: ¿Y tú, quién dices que soy yo?. He acabado por ver más claro de lo que jamás haya sido capaz anteriormente que mi relación personal con Jesucristo constituye el centro de mi existencia”.

Henri Nouwen, Cartas a Marc.

jueves, 7 de junio de 2018

LO QUE NECESITO DECIR...


"El padre Gilbert me dio un gran cáliz con el pan consagrado y señaló la multitud que estaba, de pie, alrededor del altar. Tomé el cáliz y me moví ente aquellos que había visto acercarse a la cruz; miré sus ojos hambrientos y dije: El cuerpo de Cristo... El cuerpo de Cristo... El cuerpo de Cristo, incontables veces. La pequeña comunidad se convirtió en la humanidad entera, y supe que todo lo que necesitaba decir, durante toda mi vida, era: Tomen y coman. Este es el cuerpo de Cristo".

Henri Nouwen
“Camino a casa”