sábado, 3 de febrero de 2024

DIRECCIÓN ESPIRITUAL

"Cuando todavía era un joven sacerdote, Henri Nouwen entendía la dirección espiritual como una relación formal de supervisión y «cuenta de conciencia» entre un líder espiritual maduro y un sacerdote o ministro recientemente ordenado. Posteriormente prefería las expresiones amistad espiritual o alma amiga, que transmiten la necesaria reciprocidad en el proceso de cuenta de conciencia y de formación en la fe. 

Para Henri Nouwen, un director espiritual es, simplemente, una persona que habla y ora contigo acerca de tu vida. La sabiduría y la dirección brotan del diálogo espiritual y de la relación de dos o más personas de fe que practican las disciplinas espirituales y la cuenta de conciencia requerida para vivir una vida espiritual. Por tanto, la dirección espiritual, tal como Henri la entendía, puede definirse como una relación iniciada por una persona en búsqueda, espiritualmente hablando, que encuentra a otra persona de fe madura dispuesta a orar y a responder con sabiduría y comprensión a sus preguntas acerca de cómo vivir espiritualmente en un mundo donde imperan la ambigüedad y la distracción. 

La vida espiritual se basa en una paradoja, dice Henri: «Sin soledad es virtualmente imposible vivir la vida espiritual». Sin embargo, no podemos vivir nuestra vida espiritual solos. Aunque necesitemos soledad para conocer a Dios, precisamos una comunidad de fe a la que rendir cuenta. Necesitamos aprender a escuchar la palabra de Dios, siempre presente en nuestro corazón. Necesitamos disciplina de estudio y práctica espiritual para discernir la palabra de Dios en las palabras de la Escritura. Necesitamos una Iglesia o una comunidad de fe que proporcione oportunidades de dar culto y participar, practicar la corrección mutua y compartir las cargas, confesar las faltas, ofrecer perdón y celebrar la vida. También necesitamos guías: amigos espirituales, un director espiritual o un grupo a quien dar cuenta de conciencia, que puede funcionar para nosotros como un lugar seguro en el que desnudar nuestra alma. 

Henri creaba comunidad allá donde iba, y a esas comunidades les ofrecía dirección espiritual, a veces formalmente, pero la mayor parte de las veces en conversaciones informales y a través de la amistad. Fue también director espiritual de muchas personas por medio de la correspondencia personal, la enseñanza pública y la publicación de libros. Antes de su muerte dijo a sus amigos que, cuando muriera, su espíritu sería accesible a las personas a las que él quería y que le querían. Por tanto, confiamos en que aquí y ahora es posible que el lector/a tenga una experiencia de dirección espiritual con Henri Nouwen mediante el poder de la palabra escrita y la acción del Espíritu Santo.

Tomado del prólogo al libro DIRECCIÓN ESPIRITUAL, de Michael J. CHRISTENSEN / Rebecca J. LAIR D

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