miércoles, 3 de abril de 2013

SACERDOTE Y HOMOSEXUAL 3



Henri se fue sintiendo cada vez más conforme con su identidad sexual, y mantuvo amistad con personas homosexuales, de dentro y fuera de la Iglesia, y vio que en muchas de ellas existían inquietudes espirituales, a las que la Iglesia no ofrecía respuestas. Es sabido que algunas personas de su entorno le presionaron para que fuese más claro públicamente en relación con su homosexualidad, pero siempre rechazó esa posibilidad, sobre todo por el impacto que podría tener en su ministerio.

 En estos combates personales había un claro afán de superación y un deseo de plenitud que no eran contrarios al deseo de seguir siendo fiel a su vocación sacerdotal; Henri sabía que tenía varias opciones por delante, pero algunas no eran admisibles para él. Tampoco quería verse identificado meramente por su sexualidad. En uno de sus libros escribió: “Dios quiere que ames tu cuerpo para prepararlo a la resurrección. Cuando no posees totalmente tu cuerpo, no puedes reclamarlo para la vida eterna”. 
Henri llegó a comprender el vínculo existente entre espiritualidad y sexualidad, que no son fuerzas rivales, sino dones procedentes de una misma fuente. La sexualidad tenía mucho que ver con la comunión e implicaba toda la persona: mente, cuerpo y corazón.

Todos los seres humanos viven una vida sexual, ya sean célibes, casados o tengan cualquier otro estado civil. La vida sexual es la vida, y tiene que ser vivida de manera que profundice nuestra comunión con Dios y con nuestros hermanos los seres humanos. De no ser así, puede ser dañina. Aun no he encontrado el lenguaje adecuado para hablar de ella,  pero espero encontrarlo algún día...

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