miércoles, 30 de abril de 2014

EL SANADOR HERIDO... EL LÍDER DEL MAÑANA 2

Uno de los mejores trabajos de Henri Nouwen es sin lugar a dudas su libro "El sanador herido"; creo que a pesar de que su evaluación de la realidad puede haber cambiado en algún sentido, sus ideas en torno al servicio de los líderes de la comunidad cristiana (que no se limita al ministerio ordenado) conservan totalmente su actualidad, y son preciosas sus intuiciones. Por eso he querido compartir algunas de esas ideas...

 "El hombre que puede unificar, articular los movimientos de su vida interior y poner nombres a sus distintas experiencias ya no tiene por qué ser víctima de sí mismo, sino que es capaz, despacio, pero sin pausa, de remover los obstáculos que impiden la penetración del Espíritu. Es capaz de crear un espacio para Él, cuyo corazón es más grande que el suyo, cuyos ojos ven más allá que los suyos y cuyas manos pueden curar más que las suyas.
Pienso que esta articulación es la base para un liderazgo en el futuro porque sólo quien es capaz de articular su propia experiencia puede ofrecerse él mismo a los otros como fuente de clarificación. Por eso, el líder cristiano es, en primer lugar, un hombre que quiere poner su propia fe articulada a disposición de los que piden su ayuda. En este sentido, es siervo de los siervos porque es el primero en entrar en la tierra prometida, prometida pero peligrosa; el primero en hablar a los que están asustados, de lo que él ha visto, oído y tocado.
Esto puede sonar muy teórico pero las consecuencias concretas son evidentes. En la práctica, en todas las funciones sacerdotales, tales como el acompañamiento espiritual, la predicación, la enseñanza y la liturgia, el ministro intenta ayudar a las personas a reconocer el trabajo de Dios en ellas. El líder cristiano, ministro o sacerdote, no es quien revela a Dios a su pueblo, quien da a los que nada tienen, sino alguien que ayuda, a los que están buscando, a descubrir la realidad como fuente de su existencia. Podemos muy bien decir que el líder cristiano guía al hombre a la confesión, en el sentido clásico de la palabra: a la afirmación básica de que el hombre es hombre y Dios es Dios, y de que sin Dios, el hombre no puede llamarse hombre.
En este contexto pastoral, el acompañamiento espiritual no es meramente un uso hábil de las técnicas adecuadas para reconducir a las personas hacía el reino de Dios, sino un encuentro humano profundo en el que un hombre desea poner su propia fe y sus dudas, su esperanza y su desesperación, su propia luz y su oscuridad a disposición de los que quieren encontrar un camino en medio de su confusión y palpar el centro nuclear, sólido, de la vida. En este contexto, predicar significa algo más que dar vueltas alrededor de la tradición. Es más bien una unificación, una articulación cuidadosa e inteligente de lo que pasa en la comunidad, para que los que escuchan puedan decir: «Dices lo que sospeché, expresas lo que vagamente sentí, aquella orientación esencial de mi vida que he guardado temerosamente en el trasfondo de mi mente. Sí, sí, dices lo que somos, te das cuenta de nuestra condición...».
Cuando un hombre que escucha es capaz de decir esto, el campo está roturado para que los demás puedan también recibir la palabra de Dios. Ningún ministro tiene por qué poner en duda que la palabra va a ser recibida. Especialmente los jóvenes no tienen por qué escapar de sus miedos y esperanzas sino que pueden mirarse a sí mismos en la cara del hombre que los guía. Ésta les hará entender las palabras de salvación que en el pasado les sonaban a menudo como procedentes de un mundo no familiar, extraño.
Enseñar en este contexto no significa contar las viejas historias una y mil veces, sino ofrecer los canales por medio de los cuales las personas pueden descubrirse a sí mismas, clarificar sus propias experiencias y encontrar los cimientos en los que la palabra de Dios pueda asentarse firmemente. Y, finalmente, en este contexto, la liturgia es mucho más que un ritual. Puede convertirse en una auténtica celebración cuando el responsable de la liturgia es capaz de poner nombre al espacio donde el gozo y la tristeza se encuentran íntimamente unidas y forman el lugar en el que es posible celebrar ambas cosas, la vida y la muerte.
Por eso, la primera, la misión más importante del líder cristiano en el futuro será guiar a su pueblo en el viaje de salida de la tierra de la confusión a la tierra de la esperanza. Él, el primero, debe tener el coraje de ser un explorador del nuevo territorio en sí mismo y articular sus descubrimientos como condición indispensable para prestar un servicio a esta generación preocupada por su mundo interior".

Henri Nouwen
"El sanador herido"

lunes, 28 de abril de 2014

LA NUEVA CANCIÓN QUE NACE DE LA CRUZ....

"Cuando no haces más que sentir lo que has perdido, entonces todo a tu alrededor habla de ello. Los árboles, las flores, las nubes, las colinas y los valles...: todo refleja tu tristeza; todo llora contigo. Cuando tu amigo más querido ha muerto, toda la naturaleza habla de él. El viento susurra su nombre; las ramas, cargadas de hojas, lloran por él; y las dalias y los rododendros ofrecen sus pétalos para cubrir su cuerpo. Pero cuando caminas con alguien a tu lado, abriendo tu corazón a la misteriosa verdad de que la muerte de tu amigo no ha sido sólo un final, sino también un nuevo comienzo; ni solo una cruel broma del destino, sino el camino que hay que recorrer necesariamente para acceder a la libertad; ni sólo una horrenda y maldita destrucción, sino un sufrimiento que conduce a la gloria... , entonces puedes discernir, poco a poco, una nueva canción que resuena en toda la creación, y el ir a casa responde al más profundo deseo de tu corazón".

Henri Nouwen
"Con el corazón en ascuas"

PARA EMPRENDER EL VIAJE INTERIOR...

"Cualquiera que se tome la vida espiritual en serio y desee comprometerse a fondo en el encuentro con Dios comprenderá enseguida la necesidad de formación y de dirección. Emprender este viaje interior exige tomar en consideración los movimientos del corazón con todas sus polaridades, pero interpretadas de una forma que respete a la vez el tiempo y la tradición. De la misma manera que ninguno de nosotros partiría para un largo viaje sin haber planificado antes tiempos de descanso y de refrigerio y haber comprobado la exactitud de nuestros mapas y direcciones, tampoco nosotros podemos esperar ahora ser formados en la fe sin comprometernos a vivir una vida espiritual con disciplinas o prácticas espirituales regulares.

La oración y la meditación representan dos de las prácticas centrales para desarrollar la vida espiritual y no pueden, por tanto dejarse a la libre experimentación. Son muchos en nuestros días los movimientos que nos demuestran hasta la saciedad lo peligrosa que puede ser la experimentación improvisada con poderes espirituales. Si no hay nadie que nos ayude a distinguir entre el Espíritu de Dios y el amplio abanico de espíritus malévolos que acechan a nuestras almas, penetrar en terreno tan resbaladizo puede hacer más mal que bien

Aunque muchas personas estén de acuerdo en la necesidad de la formación espiritual, la cuestión de su aplicación práctica sigue siendo para la mayoría muy difícil de responder. El hecho de que en la historia de la espiritualidad cristiana occidental hayamos contado con tantas «escuelas» –representadas por figuras como (Pseudo) Dionisio el Areopagita, Benito de Nursia, Francisco de Asís, Maestro Eckhart, Teresa de Jesús, Ignacio de Loyola, John Wesley, George Fox, Thomas Merton y el Hermano Roger y la Comunidad de Taizé– demuestra claramente que los métodos de formación espiritual son muchos. Pero bajo esta enorme variedad es posible descubrir un pequeño número de prácticas que han demostrado fehacientemente su utilidad como guías para todas aquellas personas preocupadas por el crecimiento espiritual propio y ajeno.

Voy a fijarme aquí en cinco de estas prácticas que parecen haber tenido especial importancia: reflexión sobre los documentos vivos de nuestros propios corazones y tiempos, lectio divina, silencio, comunidad y servicio. Practicadas en común, especialmente con un director y una comunidad de fe, todos estos ejercicios contribuyen a moldear nuestros corazones para Dios".

Henri Nouwen
"Formación Espiritual".

miércoles, 23 de abril de 2014

EL GOZO QUE JESÚS OFRECE...

“El gozo que Jesús ofrece a sus discípulos es su propio gozo que brota de su íntima comunión con el que le envió. Es el gozo que no separa los días felices de los tristes, los momentos de éxito de los de fracaso, experiencias en que nos sentimos honrados de aquellas en que nos hundimos ante las críticas injustas, la pasión de la resurrección. Este gozo es un regalo divino que no nos abandona en tiempos de enfermedad, pobreza, opresión o persecución. Está presente incluso cuando el mundo se mofa o  tortura, roba o mutila, lucha o mata. Es realmente extático, siempre alejándonos de la casa del miedo hacia la casa del amor y siempre proclamando que la muerte ha dejado de ser el final, aunque su ruido siga oyéndose con fuerza y su devastación sea visible. El gozo de Jesús enarbola la bandera de la vida para que la celebremos.”

El gozo es algo radicalmente distinto de la felicidad, porque no está a merced de los  altos y bajos de nuestra existencia.”


Henri Nouwen

CUANDO CAMINAMOS JUNTOS...

La inmensa alegría de ser miembro de la raza humana. He sentido esta alegría en varias ocasiones en mi vida. La sentí de forma más aguda en 1964, cuando caminé junto a miles de personas en Alabama, desde Selma hasta Montgomery, en una marcha por los derechos civiles dirigida por Martin Luther King Jr. Nunca olvidaré la alegría que sentí durante toda esa marcha. Nadie me conocía, nadie había nunca oído hablar de mí, pero cuando caminamos juntos, rodeándonos los hombros con los brazos, y cantamos We shall overcome one day sentí una alegría que nunca antes había sentido en mi vida… En un segundo, todas las diferencias parecieron fundirse como se funde la nieve del sol. Dejé de comparar, y me sentí rodeado por los brazos acogedores de toda la humanidad. Era consciente de que algunas de las personas a las que cogía la mano habían pasado años en prisión, eran adictas a las drogas o al  alcohol, sufrían soledad y depresión y vivían vidas radicalmente distintas a la mía, pero para mí eran todos santos, radiantes con el amor de Dios. Eran en verdad el pueblo de Dios, inmensamente amado y radicalmente perdonado.”

Henri Nouwen

domingo, 20 de abril de 2014

LA RESURRECCIÓN: UN MENSAJE ÍNTIMO.

"Del silencio del Sábado Santo brotaron incontenibles unas nuevas palabras que tocaron los corazones y las mentes de los hombres y mujeres que habían conocido y amado a Jesús. Esas palabras...¡Es verdad! ¡Ha resucitado!... no fueron gritadas desde las terrazas, ni escritas y exhibidas en grandes pancartas por la ciudad, sino susurradas al oído, como un mensaje íntimo que sólo podía ser escuchado y comprendido por un corazón que hubiera anhelado la venida del reino y hubiera reconocido sus primeros signos en las palabras y obras del hombre Jesús de Nazaret.
 Todo es diferente y todo es lo mismo a la vez, para quienes dicen a esa noticia que es susurrada a través de los siglos de un extremo a otro del mundo. Los árboles siguen siendo árboles, y los ríos ríos, y las montañas montañas, y las personas siguen siendo capaces en su corazón de escoger entre el temor y el amor. Pero todo ello ha sido asumido por el cuerpo resucitado de Jesús y colocado a la derecha de Dios. El hijo pródigo es llevado al abrazo amoroso del Padre; el niño pequeño es puesto en brazos de su madre; al auténtico heredero se le da el mejor vestido y un precioso anillo, y los hermanos y hermanas son invitados a la misma mesa. Todo es lo mismo y todo es hecho nuevo. Mientras vivamos con fe en la resurrección, nuestra carga será ligera, y nuestro yugo suave, porque hemos encontrado el descanso en el dulce y humilde corazón de Jesús, que pertenece a Dios por toda la eternidad".

Henri Nouwen
"Caminar con Jesús"

MORIR CON CRISTO... EL DON MÁS GRANDE

" Lo que he aprendido acerca de la muerte es que estoy llamado a morir por los demás... Comprendí a un nivel muy profundo que morir es el acto de la vida más importante. Implica elegir entre atar a los demás con la culpa o liberarlos con el agradecimiento... Al morir tenemos la oportunidad única de liberar a los que dejamos en este mundo... Morir en Cristo puede ser el don más grande que yo pueda hacer a los demás".

Henri Nouwen

viernes, 18 de abril de 2014

LA AGONÍA DEL MUNDO ES LA AGONÍA DE DIOS

"Cuando decimos Anunciamos tu muerte, expresamos la verdad de que el sufrimiento humano de todo tiempo y lugar ha sido sufrido por el Hijo del Hombre que también es el Hijo de toda la humanidad y así ha sido elevado a la vida interior de Dios mismo. No hay sufrimiento, culpa, vergüenza, soledad, hambre, opresión o explotación, no hay tortura, prisión, asesinato, violencia o amenaza nuclear que no haya sido sufrido por Dios. No pueden existir seres humanos que estén completamente solos en su sufrimiento ya que Dios en y a través de Jesús, se ha convertido en Emanuel: Dios con nosotros. La esencia de nuestra fe es que Dios es un Dios fiel, un Dios que no quiso que estuviésemos nunca solos sino que quiso comprender, soportar todo lo que es humano. La Buena Noticia del Evangelio, por lo tanto, no es que Dios vino a quitar nuestro sufrimiento, sino que quiso formar parte de él...
 Debemos llegar a la comprensión interior de que la agonía del mundo es la agonía de Dios. La agonía de mujeres, hombres y niños a través de los tiempos nos revela la inagotable profundidad de la agonía de Dios, que atisbamos en el huerto de Getsemaní. El sentido más profundo de la historia humana es el gradual desarrollo del sufrimiento de Cristo. Mientras haya historia humana, la historia del sufrimiento de Cristo no habrá sido completamente contada. Cada vez que escuchamos acerca del dolor de los hombres, conocemos un poco más el inmenso amor de Dios, que no quiso excluir nada humano de su experiencia de ser Dios. Él es verdaderamente Yahveh Rachamin, el Dios que lleva en su seno a su Pueblo sufriente, con la intimidad y el cuidado de una madre. A esto aludía Blas Pascal cuando dijo que Cristo está en agonía hasta el fin de los tiempos".

Henri Nouwen
"Cristo de las Américas", America, 21 de abril de 1984.

jueves, 17 de abril de 2014

MI CUERPO NO ES MI ENEMIGO

"El gran misterio de la fe cristiana es que Dios vino a nosotros en un cuerpo, sufrió con nosotros en un cuerpo, y nos dio su cuerpo como alimento... El cuerpo no ha de ser visto como el enemigo o la prisión del espíritu, sino que es celebrado como el templo del Espíritu. A través del nacimiento, vida, muerte y resurrección de Jesús, el cuerpo humano se ha hecho parte de la vida de Dios. Al comer el Cuerpo de Cristo, nuestros cuerpos frágiles se conectan, íntimamente, con Cristo resucitado y, de esta forma, se preparan para ser elevados con Él a la vida divina...
En unión con el cuerpo de Cristo, llego a conocer el significado total de mi propio cuerpo. Mi cuerpo es mucho más que un instrumento mortal, de placer y de dolor. Es un hogar donde Dios quiere manifestar la plenitud de la gloria divina...".

Henri Nouwen, "Camino a casa".

miércoles, 16 de abril de 2014

EL SANADOR HERIDO... EL LÍDER DEL MAÑANA 1

Uno de los mejores trabajos de Henri Nouwen es sin lugar a dudas su libro "El sanador herido"; creo que a pesar de que su evaluación de la realidad puede haber cambiado en algún sentido, sus ideas en torno al servicio de los líderes de la comunidad cristiana (que no se limita al ministerio ordenado) conservan totalmente su actualidad, y son preciosas sus intuiciones. Por eso he querido compartir algunas de esas ideas...

EL LÍDER DEL MAÑANA

"Cuando nos hacemos conscientes de las implicaciones de nuestro pronóstico en relación con el líder cristiano del futuro, se ve con claridad que hay tres papeles que merecen una atención especial: (1) el líder como articulador de la vida interior; (2) el líder como hombre compasivo; (3) el líder como un crítico contemplativo.

El ministro como articulador de la vida interior

"El hombre interiorizado se enfrenta a una misión nueva y a menudo dramática. Debe llegar a un arreglo con una realidad interior tremenda. Desde que el Dios «de fuera» o el «de arriba» están más o menos perdidos en las estructuras secularizadas, el Dios interior exige una atención como nunca en la historia de la humanidad. Y como el Dios de fuera puede ser experimentado como un padre amoroso o como un demonio horrible, el Dios interior puede ser, no solamente la fuente de la nueva vida creativa, sino también la causa de una confusión caótica. 
La queja más amarga de los místicos españoles, santa Teresa de Ávila y san Juan de la Cruz, fue que les faltaban guías espirituales para orientarlos por los caminos más adecuados a su vida interior, y para permitirles la posibilidad de distinguir entre los espíritus creativos y los destructivos...

Por eso, el primer trabajo, el más importante que debe exigirse a un ministro del futuro es clarificar la inmensa confusión que puede surgir cuando las personas empiezan a vivir en su nuevo mundo interior. Es un hecho penoso darse cuenta de lo pobremente que están preparados la mayoría de los líderes cristianos cuando se les invita a ser líderes espirituales en el verdadero sentido de la palabra. La mayoría de ellos están acostumbrados a pensar en términos de organizaciones a gran escala, escuelas, hospitales, y a dirigir todos esos montajes espectaculares, como si se tratara de un director de circo. Se han convertido en personas a las que no les son familiares los movimientos significativos del espíritu. Es más, a veces se sienten asustados ante ellos. Tengo miedo de que, dentro de unas décadas, la Iglesia sea acusada de haber fracasado en su función más fundamental: ofrecer a los hombres vías creativas de comunicación con la fuente de la vida humana.

¿Cómo podemos evitar este peligro? Creo que sólo si entramos primeramente en nosotros, para empezar a unificar nuestra existencia y a familiarizarnos con las complejidades de nuestras vidas interiores. En cuanto nos sintamos en el hogar en nuestras propias casas, descubramos los rincones oscuros, lo mismo que los puntos luminosos, las puertas cerradas, lo mismo que las habitaciones que están ahí pero que no aparecen en los planos de nuestra propia vida interior, desaparecerá nuestra confusión, nuestra ansiedad disminuirá y seremos capaces de realizar un trabajo creativo.

En este caso, la palabra clave es unificación.

Henri Nouwen

lunes, 14 de abril de 2014

EL SAGRADO VIAJE DEL HIJO DE DIOS

"Cuando Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, resumió, en estos gestos, su propia vida. Jesús fue elegido desde toda la eternidad, bendecido en su bautismo en el río Jordán, roto en la cruz y dado a todos los seres humanos. Este es el sagrado viaje del Hijo de Dios, Jesús el Cristo.
Cuando nosotros tomamos el pan, lo bendecimos, lo rompemos y lo damos con las palabras: "Este es el Cuerpo de Cristo", estamos expresando nuestro compromiso de hacer que nuestras vidas se parezcan a la vida de Cristo. Nosotros también queremos vivir como personas elegidas, bendecidas y rotas, para así convertirnos en alimento para el mundo".

Henri Nouwen, "Pan para el viaje".

JESÚS, LIBRE PARA AMAR

"A Jesús se lo llama Emmanuel, que significa Dios con nosotros. La gran paradoja de la vida de Jesús es que Él, cuyas palabras y acciones de ninguna manera estaban influenciadas por las críticas o las alabanzas humanas, sino que dependían siempre de la voluntad de Dios, está más con nosotros que ningún otro ser humano. La compasión de Jesús, su profundo sentirse con nosotros, es posible porque su vida está guiada no por lo que los seres humanos puedan pensar de Él, sino solamente por el amor de su Padre celestial. Jesús es libre para amarnos porque no depende de nuestro amor".

Henri Nouwen

 A menudo cierta teología y cierta espiritualidad parece que quisieran alejar a Jesús de nosotros. Resaltamos tanto su condición divina, su distinguirse del resto de los seres humanos, que casi perdemos de vista lo que supone la afirmación de Juan: "Y el Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros".

miércoles, 9 de abril de 2014

JESÚS, UN HOMBRE LIBRE

"Jesús fue verdaderamente libre. Su libertad estaba arraigada en su conciencia espiritual de que era el Hijo Amado de Dios. Sabía, en la profundidad de su ser, que pertenecía a Dios antes de haber nacido, que había sido enviado al mundo para proclamar el amor de Dios y que regresaría a Dios después de haber cumplido su misión. Saber estas cosas le dio la libertad para hablar y actuar sin tener que complacer al mundo, y el poder para responder al sufrimiento de la gente con el amor sanador de Dios. Es por eso que el Evangelio dice: Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos" (Lucas 6, 19).

Henri Nouwen, "Pan para el viaje"

¿Cuál es la fuente de nuestra libertad personal, en cuanto nos reconocemos como hijos de Dios y discípulos de Jesús?
El hecho es que muchas veces reconocemos a Jesús como Cristo, como Señor, pero no acudimos a Él como maestro, para aprender una nueva forma de vivir. El texto de Nouwen nos invita a reflexionar y orar en torno a nuestra condición de hijos de Dios, lo que supone para nuestra libertad frente a la realidad que nos rodea, y lo que implica en cuanto a compromiso vital. Si somos discípulos, entonces también estamos llamados a ser "sanadores", para ir más allá de lo tradicional, de lo bien visto, del "siempre se ha hecho así". ¿Cuál es la fuente de nuestra libertad? Nuestra profunda comunión con Dios en Jesús. ¿Para qué ha de servirme esa libertad? Para hacer el bien, para poner "salud" en torno mío.

lunes, 7 de abril de 2014

EL CAMINO DE LA DEBILIDAD

Hay “tres aspectos de una vida fructífera: la vulnerabilidad, la gratitud y el cuidado que exige de nosotros.”

“El camino de Dios es el camino de la debilidad. La gran novedad del Evangelio es precisamente que Dios se hizo pequeño y vulnerable, y de esa manera nos llenó de frutos. La vida más fructífera que jamás se haya vivido es la vida de Jesús… En esta total vulnerabilidad es como nos proporcionó nuestra salvación. El fruto de esta existencia, pobre y fracasada, es la vida eterna para todos los que creen en él.”

“El segundo aspecto de una vida fructífera es la gratitud… En cuanto desviamos nuestro interés por los productos y lo orientamos hacia los frutos, nos convertimos en personas agradecidas.”

“La vida necesita ser celebrada. Sin celebración, ningún tipo de vida puede florecer... Celebración es una de las palabras, convertida en hechos, que más necesitamos.”

Henri NOUWEN


viernes, 4 de abril de 2014

LA DISCIPLINA DEL CORAZÓN

La primera y más esencial práctica espiritual que un director espiritual debe recomendar es la Disciplina del corazón. La introspección y la oración contemplativa es la antigua disciplina por la que empezamos a ver a Dios en nuestro corazón. La oración interior es atención cuidadosa a Aquel que habita en el centro mismo de nuestro ser. Mediante la oración, nos despertamos al Dios que está en nosotros. Con práctica, permitimos a Dios entrar en nuestros latidos y nuestra respiración, en nuestros pensamientos y emociones, en nuestro oído, nuestra vista, nuestro tacto y nuestro gusto, y en cada partícula de nuestro cuerpo. Permaneciendo despiertos a Dios, podemos verlo cada vez mejor en el mundo que nos rodea.

La disciplina del corazón nos hace conscientes de que orar no consiste simplemente en escuchar, sino en escuchar con el corazón. La oración nos ayuda a estar en presencia de Dios con cuanto somos y tenemos: nuestros miedos y ansiedades, nuestra culpa y nuestra vergüenza; nuestras fantasías sexuales,; nuestra avaricia y nuestra ira; nuestras alegrías, éxitos, aspiraciones y esperanzas; nuestras reflexiones, sueños y vagabundeos mentales; y, sobre todo, nuestra familia, nuestros amigos y nuestros enemigos; en suma, todo cuanto hace de nosotros lo que somos. Con todo esto tenemos que escuchar la voz de Dios y permitirle hablarnos en cada rincón de nuestro ser.

Cada rincón de nuestro ser” incluye, obviamente, el cuerpo físico. De hecho, el corazón no es un simple órgano espiritual, sino el lugar secreto de nuestro interior donde nuestro espíritu, nuestra alma y nuestro cuerpo se reúnen en la unidad del yo. El corazón espiritual desencarnado no existe. Estamos llamados a amar a Dios y al prójimo con todo nuestro corazón, toda nuestra alma, toda nuestra mente y todas nuestras fuerzas (Lucas 10, 27)

Esto es difícil de hacer, dado lo temerosos e inseguros que somos. Nos ocultamos de Dios y de los demás. Tendemos a presentar a Dios y a los demás únicamente aquellos aspectos de nosotros con los que nos sentimos relativamente cómodos y que pensamos que suscitan una respuesta positiva. Por tanto, nuestra vida de oración se hace selectiva y limitada. Está claro que la disciplina del Corazón reclama una dirección que nos permita superar los temores, profundizar nuestra fe y comprender mejor quién es Dios para nosotros.

Preguntarse:
¿Cómo es tu vida de oración?
¿Cómo le concedes a Dios espacio en tu vida para que pueda hablarte?

Henri Nouwen, Dirección espiritual.

CUANDO JESÚS MUERE COMO NOSOTROS

“Cuando miramos a Jesús agonizante, vemos la agonía del mundo. Jesús, que en la cruz arrastró a todos hacia sí, murió millones de muertes: no sólo la muerte del rechazado, del solitario o del criminal, sino también la muerte del grande y poderoso, del famoso y del popular. Pero, sobre todo, murió la muerte de todas las personas sencillas que han vivido una vida vulgar y ordinaria, han crecido, han trabajado hasta el agotamiento y han confiado en que, de algún modo, sus vidas no han sido inútiles.

Todos hemos de morir. Y todos hemos de morir solos. Nadie puede acompañarnos en ese último viaje. Todos tenemos que desprendernos de lo que es más nuestro y confiar en que no habremos vivido en vano. De algún modo, la muerte es el más grande de todos los momentos del hombre, porque es el momento en que se nos pide que lo dejemos todo. La forma en que hayamos de morir tendrá mucho que ver, no sólo con la forma en que nosotros hayamos vivido, sino también con la forma en que habrán de vivir los que vengan detrás de nosotros.

La muerte de Jesús nos revela que no hemos de vivir como si la muerte no fuera algo que ha de llegarnos a todos. Mientras cuelga con los brazos extendidos en la cruz, entre el cielo y la tierra, nos pide que miremos de frente a nuestra condición mortal y confiemos en que la muerte no ha de tener la última palabra. Sólo así podemos mirar a quienes agonizan en nuestro mundo y darles esperanza; sólo así podemos sostener sus cuerpos agonizantes entre nuestros brazos y confiar en que otros brazos más poderosos que los nuestros habrán de recibirlos y darles la paz y la alegría que siempre han deseado. La muerte es el lote de toda la humanidad. Y fue en esta humanidad que muere en la que Dios quiso encarnarse para darnos la esperanza”.


Henri Nouwen
“Escritos Esenciales”.

jueves, 3 de abril de 2014

EL GESTO MÁS HUMANO Y MÁS DIVINO

Henri Nouwen apreció mucho la comunidad de fe que se reúne en torno a la mesa de la eucaristía. Pensaba que la Iglesia era el cuerpo de Cristo, una comunión de santos que trasciende el tiempo y el espacio. Esta comunidad mayor ha tenido sus problemas y sus fallos; y si bien Henri defendía una participación leal y apasionada en la Iglesia Católica, también invitaba a sus miembros a participar en ella con alguna circunspección -estando en ella sin ser de ella-. Es necesario que siempre prestemos atención en profundidad y con delicado discernimiento a la forma dinámica y cambiante de Cristo dentro de nosotros y de nuestras comunidades.

"Celebrar la Eucaristía exige de nosotros vivir en este mundo aceptando nuestra corresponsabilidad por el mal que nos rodea y nos invade. Mientras sigamos empeñados en quejarnos de los difíciles tiempos que nos ha tocado vivir, de las terribles situaciones que tenemos que aguantar y del insoportable destino que hemos de afrontar, jamas podremos llegar a la contrición, que sólo puede proceder de un corazón contrito".

"La Eucaristía es el gesto más humano y más divino que podamos imaginar. Ésta es la verdad de Jesús: tan humano y, sin embargo, tan divino; tan cercano y, sin embargo, tan misterioso; tan sencillo y, sin embargo, tan inasible".

Henri Nouwen
Escritos Esenciales
(Preparados por Robert A. Jonas)
Sal Terrae