viernes, 31 de julio de 2015

EMOCIONES Y ESPIRITUALIDAD

"Nuestra vida emocional y nuestra vida espiritual poseen dinámicas distintas. Los altibajos de nuestra vida emocional dependen en gran medida de nuestro entorno pasado o presente. Estamos contentos,
tristes, molestos, aburridos o entusiasmados, deprimidos, amorosos, preocupados, llenos de odio o de venganza por cosas que sucedieron hace mucho tiempo o están sucediendo ahora.

Los altibajos de nuestra vida espiritual dependen de nuestra obediencia, es decir, de nuestro atento escuchar, a los impulsos del Espíritu de Dios en nuestro interior. Sin prestar oídos al Espíritu, nuestra vida espiritual puede eventualmente verse sometida a los torbellinos de nuestras emociones."

"Aunque nuestra vida emocional y la espiritual sean distintas, se influyen mutuamente de manera profunda. Nuestros sentimientos son con frecuencia ventanas que nos permiten observar nuestros viajes espirituales. Si no podemos evitar los celos, podemos preguntarnos si no habremos perdido contacto con el Espíritu que exclama en nosotros 'Abba'. Si nos sentimos en paz y centrados, podemos darnos cuenta de que ello es signo de nuestra profunda conciencia de ser amados.

Igualmente, vividas como una fiel respuesta a la presencia del Espíritu dentro de nosotros, nuestras oraciones pueden abrirnos una ventana a nuestras emociones, sentimientos y pasiones, y darnos alguna indicación de cómo ponerlos al servicio de nuestro largo viaje hacia el corazón de Dios."

HENRI NOUWEN

jueves, 23 de julio de 2015

EL CUERPO DE LA COMUNIDAD

 “Cuando nos reunimos en torno a la mesa y partimos juntos el pan, no solo nos transformamos individualmente, sino también como comunidad. Nosotros, personas de diferentes edades, razas, con bagajes y pasados distintos, nos convertimos en un cuerpo. Como dice San Pablo: “Porque el pan es uno, somos muchos un solo cuerpo, pues todos participamos de ese único pan” (1Corintios 10, 17).
No sólo como individuos, sino también como comunidad, nos convertimos en Cristo viviente, apresado, bendecido, crucificado y dado al mundo.
 Como cuerpo único, llegamos a ser un testimonio viviente del inmenso deseo de Dios de reunir a todos los pueblos y naciones como la única familia de Dios.”

HENRI NOUWEN

viernes, 17 de julio de 2015

DAR Y RECIBIR.

"Es importante saber cuándo prestar atención y cuándo la necesitamos. Frecuentemente nos sentimos inclinados a dar y a dar,
sin pedir nada a cambio. Podemos pensar que eso es un signo de generosidad o incluso heroísmo. Pero es muy posible que no sea más que una actitud orgullosa que dice 'No necesito ayuda de nadie. Lo único que quiero es dar'.
Cuando damos sin recibir, enseguida nos quemamos. Tan sólo cuando prestamos una cuidadosa atención a nuestras propias necesidades físicas, emocionales, mentales y espirituales podemos ser, y seguir siendo, donantes gozosos. 
Hay un tiempo para dar y un tiempo para recibir. Necesitamos el mismo tiempo para ambas cosas, si lo que queremos es llevar una vida sana."

HENRI NOUWEN

viernes, 10 de julio de 2015

¿CÓMO CURA EL TIEMPO?

"La gente dice 'el tiempo todo lo cura' lo cual no es cierto en el
sentido de que algún día nos olvidaremos de las heridas que nos infligieron y que seguiremos viviendo como si nada hubiera pasado. Esto no es realmente curar, sino simplemente ignorar la realidad. Pero cuando la expresión 'el tiempo todo lo cura' significa que la fidelidad en una relación difícil puede llevarnos a comprender más profundamente que nos hemos causado mutuas heridas, entonces es muy cierta.

'El tiempo todo lo cura' no implica esperar pasivamente, sino más bien trabajar con nuestro dolor y confiar en la posibilidad del perdón y la reconciliación."

HENRI NOUWEN 

viernes, 3 de julio de 2015

HERMANOS DE LA NATURALEZA.

"Cuando pensamos en océanos y montañas, bosques y desiertos, árboles, plantas y animales, el sol y la luna,  las estrellas y todas las galaxias como creación de Dios, esperando impacientemente 'ser liberada de la corrupción para participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios' (Romanos 8,21), no podemos sino admirar la majestad divina y su plan de salvación que todo lo abarca. No solo somos nosotros, seres humanos, los que esperamos la salvación en medio de nuestro sufrimiento; todo lo creado gime y suspira con nosotros, anheloso de alcanzar su pena libertad.

De esta manera somos, efectivamente, hermanos no solo del resto de los hombres y mujeres del mundo, sino también de todo cuanto nos rodea. Sí, hemos de amar los campos llenos de trigo, las montañas con sus cumbres nevadas, los mares rugientes, los animales salvajes y los domésticos, las enormes secuoyas y las pequeñas margaritas. Todo en la creación forma parte, junto con nosotros, de la inmensa familia de Dios".

HENRI NOUWEN