domingo, 10 de noviembre de 2019

LIBRES PARA RECHAZAR SU AMOR

A menudo se representa el infierno como un lugar donde se castiga a la gente y el Cielo como un lugar donde se la recompensa. Pero este concepto nos lleva muchas veces a pensar en Dios como una especie de policía, que trata de capturarnos cuando cometemos un delito y nos manda a la cárcel cuando nuestros errores son muy grandes. O como un Papá Noel, que cuenta las cosas buenas que hemos hecho y pone recompensas en nuestras medias al final del año. 

 Dios, sin embargo, no es ni un policía ni un Papá Noel. Dios no nos manda al Cielo o al infierno según la frecuencia con que hemos obedecido o desobedecido. Dios es amor y solamente amor. En Dios no hay odio, deseo de venganza, ni placer en vernos castigados. Dios quiere perdonar, curar, restaurar, mostrarnos misericordia sin fin, y vernos regresar al hogar

 Pero del mismo modo como el padre del hijo pródigo dejó que su hijo tomara su propia decisión, Dios nos da la libertad para rechazar su amor, aun a riesgo de destruirnos a nosotros mismos. El infierno no es la elección de Dios. Es la nuestra. 

Henri Nouwen
Pan para el viaje
LUMEN

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