"Llamar a Dios Abba no es darle un nombre familiar cualquiera. Llamar a Dios Abba significa entrar en la misma intimidad, sin temor, confiada,.. que Jesús tenía con Él. Esta relación se llama Espíritu y este Espíritu nos lo da Jesús que, con El, nos permite llamar a Dios Abba, Padre.
Llamar a Dios Abba, Padre, (véase Romanos 8,15; Gálatas 4,6) es un grito del corazón, una oración que nace de lo más hondo de nuestro ser. No es una manera de nombrar a Dios, sino que significa reivindicar a Dios como fuente de lo que somos. Ésta no es resultado de una ocurrencia del momento o de un convencimiento adquirido; es la reivindicación que hace el Espíritu de Jesús en comunión con nuestros espíritus. Es la reivindicación del amor."
HENRI NOUWEN
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