miércoles, 9 de noviembre de 2022

DEPOSITAR NUESTRO DOLOR EN MANOS MÁS GRANDES

 

"Toda forma de aflicción en nuestra vida -ansiedad, agotamiento, enfermedad, injusticia, pérdida o abuso- es una oportunidad de entregar nuestro dolor a Dios. Podemos rezar para que nuestro sufrimiento pase a formar parte de un propósito redentor, puesto que Dios obra todas las cosas uniéndolas parea el bien. La religiosa Juliana de Norwich escribe acerca de la vida: Es un crisol de transformación. Cada prueba, cada pérdida es una oportunidad para que enfrentes el sufrimiento con amor y hagas de él una ofrenda, una oración. ¿No es esto justamente lo mismo que hace Jesús con su sufrimiento? Él lo enfrenta con amor y hace de él una ofrenda a Dios y una oración de perdón. Su sufrimiento es transformado para una fecundidad infinita como la fuente de nuestra redención. Imagínate nuestro dolor convirtiéndose en parte de esa fecundidad cuando también nosotros elegimos enfrentarlo con amor y ofrecerlo a Dios.

 Como escribe Henri Nouwen: "Sufrir nos invita a depositar nuestros dolores en manos más grandes. En Cristo vemos a Dios sufriendo, sufriendo por nosotros. Y llamándonos a participar en el sufrimiento de Dios por un mundo herido". Podemos elevar nuestro sufrimiento a aquel que lo toma en su corazón de infinita misericordia, en el que se hacen posibles el perdón, la curación y una vida nueva. Al unir nuestro sufrimiento con el de Cristo, Dios puede hacer que de nuestro dolor nazca una nueva creación". 

Chris Pritchett y Marjorie J. Thompson

De retiro con Henri Nouwen

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