jueves, 20 de febrero de 2014

UN ANSIA CONSTANTE DE MÁS....

"Henri Nouwen agradecía todos los elogios que recibía por sus libros, su asesoramiento espiritual y sus conferencias, al tiempo que era objeto de una atención publica cada vez mayor. Se sentía profundamente alimentado por la eucaristía diaria y por los ratos diarios de oración silenciosa. Pero en su vida social, especialmente con los amigos íntimos y la familia, sentía un ansia constante de más: más amor, más atención, más pequeños detalles que le recordaran que era especial. Henri gozaba al ver a quinientas, mil, a veces hasta dos mil personas entre sus oyentes, ansiosos por escuchar su mensaje. Pero, por otra parte, cada vez sentía una aversión mayor hacia esos acontecimientos populares en los que se congregaba un numero tan  elevado de personas. Henri luchó contra esta ambivalencia hasta el día en que murió. Vivió la ironía de haber proclamado ante tantas personas un mensaje de esperanza sobre su libertad y su sentido radical del amor de Dios, pero con frecuencia regresaba a su habitación solitaria con un sentido inquebrantable de vacío y abandono. Como conocía a personas que se encontraban en casi todas las zonas horarias, a menudo permanecía despierto hasta altas horas de la noche, manteniendo conversaciones telefónicas con los amigos, relajándose al oír su voz y sus relatos".

Robert A., Jonas
"El fuego del Amado".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.