"Cuando pensamos en océanos y montañas, bosques y desiertos, árboles, plantas y animales, el sol y la luna, las estrellas y todas las galaxias como creación de Dios, esperando impacientemente 'ser liberada de la corrupción para participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios' (Romanos 8,21), no podemos sino admirar la majestad divina y su plan de salvación que todo lo abarca. No solo somos nosotros, seres humanos, los que esperamos la salvación en medio de nuestro sufrimiento; todo lo creado gime y suspira con nosotros, anheloso de alcanzar su pena libertad.
De esta manera somos, efectivamente, hermanos no solo del resto de los hombres y mujeres del mundo, sino también de todo cuanto nos rodea. Sí, hemos de amar los campos llenos de trigo, las montañas con sus cumbres nevadas, los mares rugientes, los animales salvajes y los domésticos, las enormes secuoyas y las pequeñas margaritas. Todo en la creación forma parte, junto con nosotros, de la inmensa familia de Dios".
HENRI NOUWEN
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